Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 6, 8-32

8 Ante tales noticias, quedó el rey consternado, presa de intensa
agitación, y cayó en cama enfermo de pesadumbre por no haberle salido las
cosas como él quisiera.

9 Muchos días permaneció allí, renovándosele sin cesar la profunda
tristeza, hasta que sintió que se iba a morir.

10 Hizo venir entonces a todos sus amigos y les dijo: «Huye el sueño
de mis ojos y mi corazón desfallece de ansiedad.

11 Me decía a mí mismo: ¿Por qué he llegado a este extremo de
aflicción y me encuentro en tan gran tribulación, siendo así que he
sido
bueno y amado en mi gobierno?


12 Pero ahora caigo en cuenta de los males que hice en Jerusalén,
cuando me llevé los objetos de plata y oro que en ella había y envié gente
para exterminar sin motivo a los habitantes de Judá.

13 Reconozco que por esta causa me han sobrevenido los males
presentes y muero de inmensa pesadumbre en tierra extraña.»

14 Llamó luego a Filipo, uno de sus amigos, y le puso al frente de
todo su reino.

15 Le dio su diadema, sus vestidos y su anillo, encargándole que
educara a su hijo Antíoco y le preparara para que fuese rey.

16 Allí murió el rey Antíoco el año 149.

17 Lisias, al saber la muerte del rey, puso en el trono a su hijo
Antíoco, al que había educado desde niño, y le dio el sobrenombre
de
Eupátor.

18 La guarnición de la Ciudadela tenía sitiado a Israel en el recinto
del Lugar Santo; buscaba siempre ocasión de causarle mal y de
ofrecer
apoyo a los gentiles.

19 Resuelto Judas a exterminarlos, convocó a todo el pueblo para
sitiarles.

20 El año 150, una vez reunidos, dieron comienzo al sitio de la
Ciudadela y construyeron plataformas de tiro e ingenios de guerra.

21 Pero algunos de los sitiados lograron romper el cerco y
juntándoseles otros de entre los impíos de Israel,

22 acudieron al rey para decirle: «¿Hasta cuándo vas a estar sin hacer
justicia y sin vengar a nuestros hermanos?

23 Nosotros aceptamos de buen grado servir a tu padre, seguir sus
órdenes y obedecer sus edictos.

24 Esta es la causa por la que nuestros conciudadanos se nos
muestran hostiles. Han matado a cuantos de nosotros han caído en sus
manos y nos han arrebatado nuestras haciendas.

25 Pero no sólo han alzado su mano sobre nosotros, sino también
sobre todos tus territorios.

26 He aquí que hoy tienen puesto cerco a la Ciudadela de Jerusalén
con intención de tomarla y han fortificado el santuario y Bet Sur.

27 Si no te apresuras a atajarles, se atreverán a más, y ya te
será
imposible contenerles.»

28 Al oírlo el rey, montó en cólera y convocó a todos sus amigos,
capitanes del ejército y comandantes de la caballería.

29 Le llegaron tropas mercenarias de otros reinos y de la islas del

mar.

30 El número de sus fuerzas era de 10.000 infantes, 20.000 jinetes y
32 elefantes adiestrados para la guerra.


31 Viniendo por Idumea, pusieron cerco a Bet Sur y la atacaron
durante mucho tiempo, valiéndose de ingenios de guerra. Pero los sitiados,
en salidas que hacían, se los quemaban y peleaban valerosamente.

32 Entonces Judas partió de la Ciudadela y acampó en Bet Zacaría,
frente al campamento real.